Una viejecita fue un día al Banco del Comercio Bancomer llevando un bolso lleno hasta el tope de dinero en efectivo. Insistía ante la ventanilla solicitando que quería hablar única y exclusivamente con el Presidente del Banco para abrir una cuenta de ahorros para lo cual decía:
— Comprenda usted, es mucho dinero.
Después de mucho discutir la llevaron ante el Presidente del Banco, respetando el concepto de que el cliente tiene siempre la razón. El Presidente del Banco inquirió:
— ¿Cuál es la cantidad que usted desea ingresar?
Ella dijo que 16.500.000$ y automáticamente vació su bolso encima de la mesa. El Presidente naturalmente sintió una gran curiosidad por saber de donde habría sacado la viejita tanto dinero y le pregunto:
— Señora, me sorprende que lleve tanto dinero encima por ser mucha cantidad... ¿cómo lo ha conseguido?
La viejecita contestó:
— Es simple: hago apuestas.
— ¿Apuestas? -preguntó el Presidente- ¿Qué tipo de apuestas?
La viejecita contestó:
— Bueno, todo tipo de apuestas. Por ejemplo: le apuesto a usted 2.500.000$ a que sus pelotas son cuadradas.
El Presidente soltó una carcajada y dijo:
— Esa es una apuesta estúpida. Usted nunca podrá ganar una apuesta de ese tipo.