Las calles estaban repletas de día y de noche de música, de cantos, del tintineo de las copas y del golpeteo de las jarras, ya que es sabido que nada aviva tanto la sed como el proceso de asimilación del conocimiento. Pese a que los reglamentos del rector prohibían a los estudiantes y bachilleres el beber y el ir de jarana antes de la caída de las tinieblas, en Oxenfurt se bebía y se iba de jarana a todas horas, sin parar, puesto que es sabido que, si algo puede avivar más la sed aún que el proceso de asimilación del conocimiento, esto es su prohibición completa o parcial.
La Sangre de los Elfos, de Andrzej Sapkowski
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