Extracto de Mitos y Leyendas de Galicia
por el profesor Justino Biensabido
"(...) y según salía del edificio en compañía de la marquesa, con quien había compartido la velada admirando su espléndida colección de arte, me pareció escuchar unas voces que venían de la zona del río. Le comenté el suceso, pero ella no parecía oír nada, así que lo atribuí al exceso de vino y me despedí hasta mejor ocasión. Pero no podía dejar de pensar en esas lastimosas palabras que había oído, y avancé en esa dirección para saciar mi curiosidad. Apenas había recorrido una distancia de cien pasos, llegué a un desmonte desde el que pude ver unas extrañas luces entre los árboles. Descendí por la peligrosa pendiente a oscuras, y a punto estuve de resbalar y abrirme la cabeza, pero finalmente llegué con bien abajo.
Allí pude ver, reunidos entre cinco árboles centenarios, a varias figuras fantasmagóricas. Tratando de no incomodarlos, me senté en un muro bajo que allí había, y escuché con atención su parlamento, que no relataré aquí por ser historias extensas y muy personales de cada uno de ellos, todos muertos ya hace tiempo. Allí estuve un rato, durante esa hora propia de brujas y fantasmas que es la medianoche, y llegado un momento mi curiosidad pudo más que mi prudencia y me acerqué a ellos, dispuesto a formularles muchas preguntas. Pero según me aproximaba, esas figuras se desvanecieron en el aire, y nada más supe de ellos.
Mis posteriores investigaciones me han revelado que ese lugar siempre ha sido tradicional punto de reunión de meigas, herejes y practicantes de lo oculto, y se me ocurre que todas los grandes fragmentos de piedras que allí hay pudieran haber sido antaño una construcción megalítica ahora ya destruida. Desgraciadamente, me he visto obligado a abandonar la investigación de campo por la enemistad que el señor marqués ha demostrado hacia mí últimamente, ya que ahora no dispongo de autorización para volver por su casa y sus tierras (...)"
No hay comentarios:
Publicar un comentario