oy, en el día de cualquier año,
en el año de cualquier siglo,
en mis plenas facultades mentales y físicas,
y asumiendo cuanto digo y escribo, declaro
que me declaro culpable.
Culpable de todo lo que no hice,
de todo lo que no he visto ni oído,
de las palabras que no dije a tiempo,
y de las otras, que nunca aprendí.