(...) intentó mirar fijamente al nuevo Papá Puerco. Todas las neuronas de su cerebro le estaban diciendo que tenía delante a un hombre gordo y risueño vestido con un traje rojo y blanco.
Bueno... casi todas las neuronas. Unas cuantas de las más achispadas le estaban diciendo que en realidad sus ojos estaban informando de otra cosas, pero no se ponían de acuerdo acerca de qué. Un par de ellas se había apagado por completo."