— Oye —le dije un día—, estoy un poco liado sobre esta cuestión de él o ella. Aunque sólo sea por lo puramente gramatical, me gustaría saber qué es Chocky.
Matthew estuvo de acuerdo.
— Sí, a mí también —me contestó—. Se lo he preguntado, pero Chocky tampoco lo sabe.
— Es muy raro que no lo sepa —le dije—. Esta es una de las cosas en las que la gente está generalmente muy segura.
Matthew estuvo de acuerdo con eso también.
— Bueno, Chocky es en cierto modo diferente —me respondió todo serio—. Le expliqué una por una las diferencias que había entre «él» y «ella» y parece que no pudo comprenderlo. Lo más gracioso es que es inteligente a rabiar, pero todo lo que dijo fue que el asunto le parecía tonto y que le gustaría saber por qué tenía que haber diferencias.
(...)
Una cosa, sin embargo, dejamos aclarada: la cuestión de «él» o «ella». Matthew se explicó de esta forma:
— Chocky se expresa más bien como un chico, pero la mayoría de las veces habla de cosas que no son propias de muchachos; si entiendes lo que te quiero decir con esto... En ocasiones noto en sus maneras algo así como... Bueno, tú sabes, esa forma de tratar a los pequeños que tienen las hermanas mayores de mis amigos y que se parece mucho a la de sus mamás.
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