«Se pasó un buen rato parloteando sin parar y me habló de unos tipos jubilados a los que conocía, a los que se refirió como unos "antiguos", que al parecer habían estado en el extranjero, o en alguna otra parte, pero estaban deseando regresar "cuando las estrellas estuviesen en posición". Creo que nombró a un simpático bribón llamado algo así como "Cool Lulu", que a mí me sonó a nombre de indio, que parecía llevar una vida agradable y pausada, siempre durmiendo y soñando en un lugar llamado Riley, posiblemente algún tipo de reserva india. También mencionó a una vieja que estaba como una cabra y que había llevado una vida tan disipada que había tenido mil retoños, un logro que a mí me pareció impresionante, se mire por donde se mire. Entre todo ello iba intercalando apuntes filosóficos de andar por casa, en su mayoría demasiado elevados para mí, sobre todo esa parte sobre el ojo ardiente trilobular y el modo en que los tentáculos aulladores del castigo seguramente barrerían la pestilencia humana de la faz de la Tierra, pero por lo general le encontré sentido a casi todo.»
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