Fue al cuarto de baño y se quedó parada mirando la puerta. Tenía miedo -Danny la había asustado-, pero necesitaba entrar y no pensaba orinar en el fregadero como su hijo. Imaginarse a sí misma haciendo equilibrios en el borde de la encimera con el trasero suspendido sobre la porcelana (aunque no hubiera nadie allí para verla) le hizo arrugar la nariz.
(...)
Al final terminó usando el fregadero.
Doctor Sueño, de Stephen King
No hay comentarios:
Publicar un comentario