— Sarkoja -dijo Tars Tarkas-: cuarenta años atrás fuiste el instrumento que causó la tortura y muerte de una mujer llamada Gozaya. Acabo de saber que el guerrero que amaba a esa mujer se ha enterado de tu participación en el hecho. No te puede matar, Sarkoja, no es nuestra costumbre. Pero no hay nada que evite que ate un extremo de una correa a tu cuello y el otro extremo a un doat salvaje, simplemente para probar tu aptitud para sobrevivir y ayudar a la perpetuidad de nuestra raza. Como he oído que hará eso mañana, creí conveniente advertirte, ya que soy un hombre justo.
Una princesa de Marte, de Edgar Rice Burroughs
No hay comentarios:
Publicar un comentario