(...) En Yunkai y Meereen le cortan los testículos a los niños para convertirlos en eunuco. Esas criaturas no son fértiles, pero a menudo pueden tener erecciones. Eso sólo sirve para causar problemas. Nosotros quitamos también el pene; no dejamos nada. Los Inmaculados son las criaturas más puras que hay sobre la tierra. —Dirigió otra de sus amplias sonrisas a Dany y a Arstan—. Tengo entendido que en los Reinos de Poniente, algunos hombres prestan juramento solemne de mantenerse castos y no engendrar hijos, y de vivir únicamente para su deber. ¿Es así?
— Sí —respondió Arstan al escuchar la traducción—. Hay órdenes así. Los maestres de la Ciudadela, los septones y las septas que sirven a los Siete, las hermanas silenciosas de los muertos, la Guardia Real y la Guardia de la Noche...
— Pobres —gruñó el traficante de esclavos—. Los hombres no nacieron para vivir así. Cualquier idiota se daría cuenta de que sus días deben de ser una tortura; estarán plagados de tentaciones, y sin duda muchos sucumbirán a sus instintos más primarios. No es el caso de nuestros Inmaculados. Están casados con sus espadas de una manera que vuestros Hermanos Juramentados no pueden soñar con igualar. Ninguna mujer podrá jamás tentarlos, y tampoco ningún hombre.
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