Albert Plà
Música y Letra: Albert Plà
Los pajaritos cantan,
las nubes se levantan.
Las gallinas ponedoras,
en vez de poner huevos,
consuelan a un gallito desolado,
pues como cada mañana,
cuando fue a anunciar el día,
el gallo se quedó sin habla,
la voz no le salía.
Tenía una afonía y ni cacarear podía.
Por mucho que abriera el pico
no le salía ni pío.
¿Cómo iba a empezar el día
si su canto no se oía?
Estaba convencido que el mundo se acabaría.
Así que san se acabó,
el sol sólo saldrá
el día en que las gallinas
se pongan a mear.
Presta atención
a lo que este gallo afónico
te quisiera decir:
"Kikirikikí"
"Kikirikikí"
"Kikirikikí"
Los pajaritos cantan,
las nubes se levantan,
y el mundo gira, gira y gira,
y el sol brilla, brilla y brilla.
Creer que se detendría
porque un gallo padeciera una afonía,
eso sí que era una tontería.
Como esa que algunos hombres creen
que viven eternamente,
que su alma sube al cielo
aunque su cuerpo haya muerto.
¡Como si en el firmamento
hubiera sitio para tantos!
No. San se acabó.
Lo único que sube al cielo
son los pedos que se tiran los gusanos
cuando comen tus despojos.
Parecía el patito feo
abandonando el gallinero,
le despedían con pañuelos
llorando sus gallinas.
Sin rumbo ni norte alguno
el gallo se fue errando
hasta que un día muy cansado
se paró a dormir un poco.
Eso era el reposo del guerrero.
Y en un bosque encantado,
bajo un roble milenario,
"No hay futuro", dijo el sabio,
siguió preguntando en vano:
"¿Quién puñeta fue primero?
¿Fue la gallina o fue el huevo?"
Así que san se acabó.
Y el amanecer llegó
y no se oyó cantar a un gallo.
Ese día tan absurdo
lo estaba anunciando un búho.
Y es que los pajaritos callan,
era un búho quien cantaba.
"Hola gallo", dijo el búho,
"esto es un bosque encantado,
soy el bicho que buscabas,
yo soy quien despierta al sol cada mañana,
y al león republicano y al lobo vegetariano,
y a todos los bichos raros.
Soy un búho, yo soy brujo,
¿te has fijado que cursi es la moraleja
del cuento de la lechera?
Y aquí nada es como parece,
aquí uno no nace, aqui uno se hace
sin que nadie te lo mande
sólo se hace lo que place.
¡Atrévete si quieres
a no hacer nunca lo que debes!"
Así que san se acabó.
Aquí hay gallo encerrado,
¿donde está el cuarto pie del gato?
Más vale pregunta en mano
que cien respuestas volando.
Presta atención,
yo sé cómo arreglar el mundo,
ruego un poco de silencio,
lo diré bien fuerte y claro,
¡pero sólo una vez!
Si es que los pajaritos cantan,
las nubes se levantan.
¿Y en verdad quién fue primero?
¿La tortuga o el conejo?
¿Existe realmente la gallina
que ponga los huevos de oro?
Érase una vez un gallo
que sabía el final del cuento,
que fueron muy felices,
que comieron perdices.
A mí me importa un pito
si el mundo funciona a pilas,
con butano o gasolina.
Es doloroso ser sabio
y descubrir la sopa de ajo.
Apartó un árbol enorme
y por fin pudo ver el bosque.
Yo lo que quiero es largarme
con la música a otra parte.
Así que san se acabó.
Los músicos de Bremen han sido asesinados.
El burro, el perro, el gato,
pero el cádaver del gallo
aún nadie lo ha encontrado.
Y presta atención,
¿sabes tú qué pasaría
si el viento y el agua
y todas las cosas transparentes
de repente tuvieran color...?
Pues que...
Música y Letra: Albert Plà
Los pajaritos cantan,
las nubes se levantan.
Las gallinas ponedoras,
en vez de poner huevos,
consuelan a un gallito desolado,
pues como cada mañana,
cuando fue a anunciar el día,
el gallo se quedó sin habla,
la voz no le salía.
Tenía una afonía y ni cacarear podía.
Por mucho que abriera el pico
no le salía ni pío.
¿Cómo iba a empezar el día
si su canto no se oía?
Estaba convencido que el mundo se acabaría.
Así que san se acabó,
el sol sólo saldrá
el día en que las gallinas
se pongan a mear.
Presta atención
a lo que este gallo afónico
te quisiera decir:
"Kikirikikí"
"Kikirikikí"
"Kikirikikí"
Los pajaritos cantan,
las nubes se levantan,
y el mundo gira, gira y gira,
y el sol brilla, brilla y brilla.
Creer que se detendría
porque un gallo padeciera una afonía,
eso sí que era una tontería.
Como esa que algunos hombres creen
que viven eternamente,
que su alma sube al cielo
aunque su cuerpo haya muerto.
¡Como si en el firmamento
hubiera sitio para tantos!
No. San se acabó.
Lo único que sube al cielo
son los pedos que se tiran los gusanos
cuando comen tus despojos.
Parecía el patito feo
abandonando el gallinero,
le despedían con pañuelos
llorando sus gallinas.
Sin rumbo ni norte alguno
el gallo se fue errando
hasta que un día muy cansado
se paró a dormir un poco.
Eso era el reposo del guerrero.
Y en un bosque encantado,
bajo un roble milenario,
"No hay futuro", dijo el sabio,
siguió preguntando en vano:
"¿Quién puñeta fue primero?
¿Fue la gallina o fue el huevo?"
Así que san se acabó.
Y el amanecer llegó
y no se oyó cantar a un gallo.
Ese día tan absurdo
lo estaba anunciando un búho.
Y es que los pajaritos callan,
era un búho quien cantaba.
"Hola gallo", dijo el búho,
"esto es un bosque encantado,
soy el bicho que buscabas,
yo soy quien despierta al sol cada mañana,
y al león republicano y al lobo vegetariano,
y a todos los bichos raros.
Soy un búho, yo soy brujo,
¿te has fijado que cursi es la moraleja
del cuento de la lechera?
Y aquí nada es como parece,
aquí uno no nace, aqui uno se hace
sin que nadie te lo mande
sólo se hace lo que place.
¡Atrévete si quieres
a no hacer nunca lo que debes!"
Así que san se acabó.
Aquí hay gallo encerrado,
¿donde está el cuarto pie del gato?
Más vale pregunta en mano
que cien respuestas volando.
Presta atención,
yo sé cómo arreglar el mundo,
ruego un poco de silencio,
lo diré bien fuerte y claro,
¡pero sólo una vez!
Si es que los pajaritos cantan,
las nubes se levantan.
¿Y en verdad quién fue primero?
¿La tortuga o el conejo?
¿Existe realmente la gallina
que ponga los huevos de oro?
Érase una vez un gallo
que sabía el final del cuento,
que fueron muy felices,
que comieron perdices.
A mí me importa un pito
si el mundo funciona a pilas,
con butano o gasolina.
Es doloroso ser sabio
y descubrir la sopa de ajo.
Apartó un árbol enorme
y por fin pudo ver el bosque.
Yo lo que quiero es largarme
con la música a otra parte.
Así que san se acabó.
Los músicos de Bremen han sido asesinados.
El burro, el perro, el gato,
pero el cádaver del gallo
aún nadie lo ha encontrado.
Y presta atención,
¿sabes tú qué pasaría
si el viento y el agua
y todas las cosas transparentes
de repente tuvieran color...?
Pues que...
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