Escúchame bien, chico: si te obligan, si te llevan a la guerra a rastras, entonces no tendré nada que decir, salvo desearte una muerte rápida y poco dolorosa. Pero nunca vayas por voluntad propia. Te mueres igual, y encima te sientes como un imbécil.
La elegida de la Muerte. Öiyya (2010), de Virginia Pérez de la Puente