"Ayer, un chaval que roza los 30 años, magníficamente preparado y con ganas de comerse el mundo, aunque sin saber dónde está el primer bocado del primer trabajo, decía que si quienes tienen que organizar la reforma laboral se quedaran sin cobrar siquiera dos meses, todo se aceleraría, pero no es lo mismo dormir con el sueldo asegurado que amanecer sin saber para dónde tirar. El tiempo, ese amigo o ese enemigo, según estemos colocados. Necesitan un mundo para decidir, para negociar un convenio, porque cuando las trabas no las pone uno, las ponen dos. Y mientras, un paisaje de parados aguarda la hora de las decisiones, siempre tan tardías. Negocian, sobre todo, su estabilidad, y a partir de ahí, lo demás. Y lo demás es ya un país de desesperados. A este paso, los indignados vamos a ser todos, por lo que nos toca a nosotros o por lo que salpica a la familia. Y encima viene Bruselas a darnos coles de su vida, que si el IVA, que si la gasolina, que si la luz. El pepino nos va a parecer dulce si lo comparamos con lo que vendrá. Aquí nadie viene y dice cómo, dónde, cuándo... La oposición tiene un plan pero no puede desarrollarlo. Y el que puede, Rubalcaba, que dice que lo tiene, no sé a qué está esperando. Tendríamos que cambiar los turnos, y que esperaran ellos para cobrar a que trabajaramos todos. El pie que pisa nunca se queja. Cambien el pie para que se hagan cargo. Y si encima nos van a fustigar con nuevas subidas, sepan que ya España no tiene carnes donde flagelarla y sería darle latigazos a una canina. Siguen ahí, sindicatos por un lado, empresarios por otro, el gobierno por el suyo, la oposición aguardando con prisa, y un país de parados y desencantados a ver qué deciden entre todos, si muerte lenta o tratamiento para que el enfermo siga aguantando. Y, además, las deudas de los ayuntamientos y las comunidades autónomas. Por favor, ¿aquí hay alguien que no deba? ¿a quien pedimos? Nos está saliendo ahora la pena de comprobar tras la compra con tarjeta en las rebajas que no teníamos dinero ni para comprar en las rebajas. Vamos, ni para pesarnos. Me quedo con lo que dijo el chaval, 'Pongan el hambre y la desesperación en quienes tienen que decidir. Si quieren que arreglen el aire acondicionado en la oficina, procuren que falle el del despacho del director'."
Antonio García Barbeito, Herrera en la Onda (08/jun/2011)